Defensores de la semilla, los territorios y la biodiversidad, RAP-Chile, OLCA y la  Campaña YNQT (Yo No Quiero Transgénicos) denuncian que nuevo decreto del SAG tendrá un grave impacto en la salud de las personas y en el medioambiente. 

Hasta ahora en Chile sólo están permitidos los cultivos transgénicos para la producción de semillas de exportación. Sin embargo, una nueva resolución impulsada por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) establece normas para la importación, siembra confinada, permanencia y acondicionamiento de material de propagación genéticamente modificado para el mercado local.

Defensores de la semilla, los territorios y la biodiversidad, RAP-Chile, OLCA y la  Campaña YNQT (Yo No Quiero Transgénicos) están levantando la voz de alerta demostrando su rechazo «frente al despropósito del SAG de sacar un decreto sobre transgénicos que lo cambia todo».

«Las organizaciones y personas abajo firmantes manifestamos nuestro rechazo a esta nueva resolución exprés porque vemos que tiene como único objetivo facilitar la comercialización y legalizar los cultivos de organismos genéticamente modificados (transgénicos) destinados al mercado interno. Hasta ahora en Chile sólo están permitidos los cultivos transgénicos para la producción de semillas de exportación».

Extracto de la carta para adherir a la declaración en rechazo del uso de Transgénicos en Chile.

Las organizaciones reiteran su petición de moratoria a la introducción de los cultivos transgénicos (OGM) destinados al mercado interno debido a que los cultivos modificados genéticamente, según lo comprueban estudios científicos independientes, representan un grave riesgo para la salud humana, animal y el ambiente.

«Después de años de uso, en el mundo y en Chile, han significado un aumento exponencial en el uso de plaguicidas, especialmente de aquellos más tóxicos que cumplen los criterios de Plaguicidas Altamente Peligrosos (PAPs) para la salud y el ambiente, como son el glifosato /RoundUp (cancerígeno para animales y posible cancerígeno para humanos según la Agencia Internacional de Investigaciones del Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud, OMS) y otros PAPs, entre ellos, 2,4-D, glufosinato de amonio y dicamba. Este último tóxico y responsable además de la pérdida de millones de acres de cultivos y de mortandad de abejas en EEUU«, señalan en la carta firmada por la Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de América Latina y Chile (RAP-AL y RAP-Chile), la Plataforma YO NO QUIERO TRANSGÉNICOS EN CHILE, el Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA) y Cooperativa Verde.

«Estamos a favor, y especialmente en tiempos del COVID-19, de la agricultura agroecológica porque significa un cambio transformador para nuestro sistema alimentario al proteger la salud de los campesinos, campesinas, trabajador@s del campo y consumidores de la exposición a Plaguicidas Altamente Peligrosos que deterioran nuestra salud y nuestro sistema inmunológico. La agroecología, incompatible con los cultivos transgénicos, es un factor importante de recuperación y restauración de la biodiversidad». 

Desde las organizaciones explican que los devastadores impactos agrícolas y ecológicos de la dependencia de los plaguicidas vinculados a las semillas OGM, han significado el desarrollo creciente de hierbas resistentes a los plaguicidas lo que ha motivado que las empresas manipulen genéticamente los cultivos para hacerlos tolerantes a herbicidas cada vez más tóxicos.  

Y agregan: No son los cultivos transgénicos los que nos alimentan, es la agricultura familiar campesina y comunitaria, que ofrece una diversidad de productos, donde se ha demostrado que es factible la agroecología y la agricultura orgánica. Son los pequeños campesinos y campesinas de la agricultura familiar los que alimentan al mundo, siendo ellos un factor clave en Chile en la erradicación del hambre, la conservación de la semilla como patrimonio y la construcción de nuestro futuro alimentario. Según FAO, “la agricultura familiar ofrece una oportunidad única para garantizar la seguridad alimentaria, mejorar los medios de vida, gestionar mejor los recursos naturales, proteger el medio ambiente y lograr un desarrollo sostenible”.

En relación con esta nueva resolución del SAG, nos parece inaceptable que la industria biotecnológica esté tomando el control de la regulación de los transgénicos desde dentro de los organismos reguladores del Estado.

Estas organizaciones defensoras de la semilla, los territorios y la biodiversidad piden tres acciones urgentes:

  • Un Ministerio de Agricultura/SAG independiente de las empresas semilleras y de las transnacionales agroquímicas y de la biotecnología, que se comprometa a impulsar regulaciones y una legislación que establezca la moratoria a los OGMs destinados al mercado interno y proteja efectivamente la biodiversidad como un patrimonio de máxima importancia para evitar el colapso de la naturaleza, el deterioro creciente de los servicios ecosistémicos,  y revertir a la disminución masiva de las abejas, polinizadores e insectos en el país.
  • Un Ministerio de Salud libre del fuerte lobby de las semilleras transgénicas, nacionales e internacionales, que regule e implemente al más breve plazo el etiquetado de alimentos transgénicosdebido que se trata de una técnica inexacta sobre la cual no se tiene control de sus consecuencias. No etiquetar a los OGM significa violar el derecho a saber y a la salud de los consumidores.
  • Un Ministerio del Medio Ambiente, que no se guíe solo por intereses comerciales de empresas químicas y de biotecnología trasnacionales, y haga un monitoreo y evaluación de riesgos ambientales de cultivos OGM.

Puedes leer la declaración completa aquí.

Ana Arriagada

Periodista de la Universidad de Santiago de Chile, graduada del programa ejecutivo de innovación y liderazgo en medios de la Craig Newmark Graduate School of Journalism de CUNY. Co fundadora y directora...

Deja un comentario

Deja un comentarioCancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.